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Twitter e Instagram quieren que el número de seguidores deje de ser relevante, y los efectos pueden ser muy positivos
Hace unos días fue noticia que en una actualización de Twitter en iOS, la aplicación pasaba a mostrar el número de seguidores en un tamaño más pequeño de lo que hasta ahora había sido corriente, en un intento, según contaba Jack Dorsey, CEO de la compañía, de «priorizar la conversación sobre datos estadísticos.
En el mundo de las redes sociales todo parece funcionar por tendencias, como hemos visto con las Stories, que incluso Linkedin está adoptando. En ese sentido, el nuevo diseño de los perfiles de Instagram también ha producido varios cambios notables en la aplicación, y el más significativo parece ser el que también aquí reduce el tamaño del contador de seguidores de los perfiles, que hasta ahora era la zona más grande junto a la foto.
No son los primeros en quitar relevancia a los números, y es importante entender qué puede haber detrás
Hasta ahora, el número de seguidores de las redes sociales ha sido gasolina para el ego. No es cosa de los últimos años, sino desde los tiempo en que en Tuenti o en Facebook era relevante el número de amigos. La cifra hacía las veces de indicador de popularidad, entre adolescentes y adultos, ya fuera por relaciones personales o algo que lucir en el mundo laboral.
Snapchat fue la primera red social importante que decidió no ofrecer cifras de seguidores. Por el contrario, ofrece a los seguidores una puntuación que variaba dependiendo del uso que se hiciera de la aplicación, y por supuesto del número de seguidores. En cualquier caso, el mérito, para la compañía de Evan Spiegel, estaba y está más allá de quién eres: en lo que haces.
En Twitter y en Instagram el número sigue siendo un gran indicador de quién es la persona, de su importancia. El problema es que ese número puede importar poco o nada. En primer lugar, porque el número de seguidores puede proceder de una época en la que era más común subir como la espuma, simplemente por seguir y estar. En segundo, porque tanto Twitter como Instagram están luchando contra bots, cuentas falsas y sistemas que sirven para ganar seguidores. Es el problema de legitimar opiniones y personas en base a números: se busca la manera de explotarlo, y el producto se desvirtúa.
Personas más relevantes y menos, más populares y menos, ha habido siempre. El problema, o ventaja de las redes sociales, según la persona que opine, es que la competición social ha pasado del círculo social a escala nacional o mundial. Como ahora veremos, los efectos de todo esto para las personas no son a priori muy positivos.
Redes sociales: efectos nocivos bajo la mirada de la ciencia
Hasta ahora, afirmar que las redes sociales era beneficiosas o nocivas para quienes las usamos no podía pasar de opinión. Bien fundamentada o no, pero sin evidencia científica. Sin embargo, como nuestro compañero Javier Jiménez repasaba hace unos días en Xataka, investigadores de la Universidad de Pensilvania han hallado que «usar redes sociales menos de lo normal, lleva a una disminución significativa tanto de la depresión como de la soledad«.
Según la investigación de Pensilvania, reducir la comparación social es positivo, por lo que ocultar el número de seguidores puede ser clave
Para llegar a ello, tuvieron que llegar a acuerdos con los investigados, para que enviasen capturas con la evolución de la capacidad de batería. Se hicieron dos grupos: uno tenía que hacer vida normal con las redes sociales, mientras que el otro sólo podía usar Facebook, Instagram o Twitter durante 10 minutos al día (por plataforma).
Según el estudio, uno de los efectos es que usar menos las redes sociales, en principio llamadas a ofrecer comunicación masiva, produce menos soledad y depresión que su uso indiscriminado. El estudio concluye lo que se comentaba antes, reducir la comparación social es positivo.
No disparen al mensajero, ¿o sí?
Desde la aparición de las redes sociales se ha dicho que éstas no eran culpables de lo que los usuarios hacían en ellas ni, por supuesto, de los efectos que ellos pudieran experimentar. Su papel «era neutral». Sin embargo, en los últimos tiempos, se ha comenzado a saber tanto que su forma de proceder respecto a noticias falsas y a gestionar (o no gestionar) el acoso y abuso online, que comienza a ser necesaria una redefinición.
Que quienes dirigen las redes sociales deben actuar con rotundundidad sobre su producto es algo que ha dejado de debatirse
Casos como el de Cambridge Analytica, que pudo afectar en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, o el de la falta de un equipo en la crisis de Myanmar (con posterior genocidio), donde Facebook ha reconocido responsabilidad, muestran que ya no son solo los usuarios, y que las redes sociales son «el mundo real». Lo mismo ocurre con los problemas de Twitter, por los que Jack Dorsey y otros ejecutivos no paran de disculparse, sin que cambie demasiado.
El conocimiento de cómo las redes funcionan y de sus consecuencias es tan grande, que ya no cabe esperar respuestas inocentes a grandes problemas. Y volviendo al tema del artículo, si las decisiones de hacer menos relevantes el número de seguidores está basada en evidencia e investigación buscando mayor salud mental, estas grandes empresas estarán yendo por buen camino. Con acciones como estas, y con el aporte de la información del tiempo de uso, que también está de moda, quizá hayan comenzado a devolver a sus usuarios la salud mental que de alguna forma pueden haber sentido que quitaban, aunque sea de cara a la galería.
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Twitter e Instagram quieren que el número de seguidores deje de ser relevante, y los efectos pueden ser muy positivos
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por
Antonio Sabán
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